Hemos vuelto hace poco de participar en el Festival de Títeres de Mainz. Ha sido una experiencia grata en todos los sentidos gracias al interés por nuestro trabajo de la Sociedad Hispano-Alemana Maguncia-Valencia que ha organizado y patrocinado nuestra representación de Quijote en el teatro Mainzer Kammerspiele. Las chicas de la sociedad son increíbles, los días que hemos estado por Mainz nos han llevado literalmente en bandeja, acompañándonos a pasear por la orilla del Rin, descubriendonos las indescriptibles vidrieras de Chagal (Rita y Renhold), organizando una cena en nuestro honor (como hacen los diplomáticos y la gente de alto postín) en la maravillosa casa que Ingrid y su esposo tienen en la campo, mostándonos el museo Gutemberg y regalándonos el libro más pequeño del mundo, invitándonos en restaurantes en los que se servía comida contundentemente alemana (Chistel, la presidenta, lideraba siempre los brindis), acompañándonos a tomar tarta y café en una terraza con vistas al impresionante y caudaloso Rin (Esta fue Helena)… y mil detalles más en los que no me voy a recrear para que no os muráis de la envidia. El remate fue una representación de Quijote especialmente intensa a la que el público respondió de manera entusiasta (Después de hacernos salir varias veces a saludar en los aplausos acabaron pateando el suelo). Es genial que Àngel no pueda hacer algunas funciones y esto me permita volver a este espectáculo y a este personaje de vez en cuando.