Ya hemos empezado con las acciones de ROBA AL CARRER, lo hemos hecho con mal tiempo, la lluvia nos estuvo amenazando el miércoles y el jueves nos hizo desmontar lo que habíamos preparado a la velocidad del rayo para evitar que todo se nos empapara.
Ayer, por fin, el tiempo se puso más amable y consintió en que nuestros chicos y chicas pudieran gritar su nombre, lanzarse en plancha sobre una montaña de ropa, arrastrar una escalera a la que se le habían adherido todo tipo de vestidos como pieles, introducirse en un abrigo como quién penetra el alma de otro, plegar, sacudir, amontonar, ensuciar, romper, desgarrar, pisotear, manipular, acariciar…
Ropa, palabras, impulsos, deseos, frustraciones, ideas y vivencias.
El encuentro con la calle siempre es desconcertante, ya contábamos con ello. Espacios públicos de tránsito. Tienen mucho interés la experiencia: por lo extremo de las condiciones, por el reto que supone para los intérpretes, por la enorme dosis de energía que hay que implementar para conseguir sobreponerse a todo lo que está ocurriendo simultáneamente, por esa rara emoción que se siente al hacer teatro en un sitio anómalo. El mismo sitio que atraviesas cada día cargado con el carro de la compra, el mismo donde se planta una falla, resbala una vieja, juega un niño, despotrica un borracho, arenga a los transeúntes un indigente pertrechado con un megáfono de los que venden los magrebies o intenta venderte marihuana un gorrilla.
A todos nos resultó muy divertido hacer la performance el miércoles 13 en la plaza de L’Almoina rodeados de cámaras y micrófonos con la presencia estelar de nuestra inveterada alcaldesa Rita Barberá, que tuvo la deferencia de, al acabar, saludar uno por uno a los intérpretes y hacerles un comentario personalizado. El hecho de participar en esta presentación a la prensa provocó que nuestros estudiantes aparecieran en todos los medios de comunicación, no sólo sus imágenes, se publicaron incluso alguna de sus frases, que dicho sea de paso, delante de tan ilustre espectadora, adquirieron, algunas de ellas, un matiz provocador que moló bastante. Por ejemplo: ¡Qué no te voy a comer el coño! ¡No me gusta para nada la postura del perrito porque no me entero de nada! ¡Mis padres son inmigrantes argentinos y yo lo que quiero ser es un puto mono de la selva y pasarme el día comiendo fruta!
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