Es siempre el momento más esperado y al más temido. Las ferias (y este festival es básicamente eso: una feria) arrastran una maldición para las compañías que participan en ellas; siempre suceden cosas durante la representación que nunca antes habían ocurrido. Tranquilos, tan solo fuimos víctimas en una pequeña parte de esta famosa malaventura, supongo que el hecho de encontrarnos al otro lado del Atlántico desactivó considerablemente esta mala suerte.
Actuamos en un teatro grande, a la italiana, muy bonito, por cierto, pero un tanto inapropiado para nuestro montaje. Hubiera sido mejor un espacio más acotado con el público más cerca. La caja escénica también absorbía extrañamente el sonido y ensordeció los momentos musicales de la obra, que son muchos… Estas pequeñas vicisitudes, que son bastante corrientes, he de decir, añadidas a los lógicos nervios que llevábamos (por la importancia de la presentación de la que puede depender una gira posterior por EEUU) produjeron como resultado una función extraña, con las energías al borde siempre del desbarajuste y con una tensión excesiva que en alguna ocasión se hizo difícil de integrar, en especial por Josep que todavía está en proceso de asunción del KRAFT. A pesar de todo ello conseguimos culminar con éxito una función intensa y complicada sin llegar a tener ningún resbalón que resultase evidente para el público.
Como buscábamos la función pluscuamperfecta nos quedamos un poco desconcertados y estiramos la oreja para ver que decía por ahí la gente de nosotros. Al ser un ambiente de festival formado básicamente por profesionales de la promoción y la difusión tampoco se produjo la efusividad propia del público normal, así es que acabamos en el hotel, cansados y sin saber muy bien que había sucedido.
Al día siguiente se abría el espacio expositivo en el que un montón de compañías y distribuidores ofrecían sus producciones. Allí estaba Ángeles en su stant dispuesta a seducir a todo aquel que se le acercara o a quien ella se le pudiera acercar. A modo de azafatos espontáneos estaban Merce y Josep (yo no estuve porque nos habían dicho que los artistas no podían entrar) y resultó que todos se dirigían a ellos para darles la enhorabuena por el show del día anterior, vinieron pletóricos a contármelo y aunque los actores acabaran robándole el protagonismo a la famosa agente internacinal que nos acompaña: Mss. Àngeles González, ella también se animó mucho porque una de las distribuidoras con más prestigio del Festival se mostró muy interesada en nuestra propuesta. A partir de aquí ya nos lanzamos a la fiesta… Que si una recepción del cónsul de Holanda en una habitación, que si las bebidas gratuitas en las presentaciones off, que si las entusiasmadas conversaciones con los actores de otras compañías. Un desastre. Ya tenemos casa en Australia.
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