OSCAR DIXIT:
I’m sorry peña, pero vengo de una retirada espirituagrariosistensial en las montañas alicantinas, tomando sol, estirando el body y preguntandome una vez mas a que he venido yo al mundo.
Bueno, pues eso, que no he visto el meil en dias, ni mi careto en un espejo, que eso en mi si que es dificil, me he permitido (debido al descanso kraftiano) dejar crecer una barba negra y desaliñada, en parte para reafirmar mi mascuinidad, esa que siempre se tambalea al compartir unos dias con mi querido Policarpo y es que para quien no lo sepa Jaume nos acompaño, en nuestra primera visita celuloidica, a Gerona, donde se dejo estrujar una vez mas.
Volviendo al proyecto barba, quiero contaros como comencé a iniciar tan arduo proceso, fue hace ya unas semanas en nuestra gira por Turquia, la primera visita de Bambalina en sus 26 años, al ver a esos chicos de ojos grandes con sus barbas de un color negro, casi azul, cuando decidí tener mi propia barba. Qué placer para mi saborear un autentico kebab por las callejuelas del bazar mas grande del mundo y recibir una brutal paliza por parte de un oso turko, un hombre que tenia bigote por boca, y una melena rizada y negra en su espalda, en un viejo Hamam de Istambul.
La musica y los olores padecen de insomnio en esta ciudad, los hombres caminan agarrados por sus calles y las mujeres son portadoras de ese aire tan misterioso que a mi, personalmente, tanto me gusta.
Bailamos como autenticos perros en la fiesta gitana, pudimos tener la experiencia de comer un bocadillo de caballa en Europa mientras veiamos Asia en la otra parte del canal, y muchas, muchisimas cosas que no os podria contar ahora, tengo que seguir cuidando de esta barba turka que me he traido, eso si, kraft gustó una vez mas en Ankara y Istambul, besos gordos para teatrolandia