Esamos consumiendo nuestras últimas horas en esta tranquila ciudad universitaria rematando alguna compra unos, durmiendo otros y aquí en internet un servidor. Finalmente Mercedillas et moi hemos aguantado nuestra disciplina corredora hasta el último día y os he de informar de que hoy el decorrido diario por el bosque Pittsburghiano ha sido coser y cantar, por fin me he deshecho de los inaladores antiasma que estaban en las últimas y no me hacían ningun efecto con lo que a mitad del recorrido me asfixiaba como las victimas de los asesinos armados con bolsas de plástico. Íbamos tan ligeros que hasta nos hemos permitido repasar vocabulario inglés y saludar a todos los americanos corredores (mayormente matures) que nos cruzábamos con un good mooooorning! y una sonrisa que no llega a superar a la suya que es sorprendentemente jovial. La gente se alegra de cruzarse contigo en un camino solitario de un parque y te lo demuestra. Yo que le iba dando lecciones de discrecion a Oscar Perchanquez al llegar, hablándole de la fama de individualistas de los americanos, he tenido que rebobinar mis palabras y tragarmelas a la vista de las constantes manifestaciones de cordialidad que han tenido con nosotros. Hoy, de buena manana, la Funeral Home tenía entierro. Estaba el parking atestado de coches enormes con banderitas en las que se leía esta palabra: funeral. El coche transportador de finados era, como no, una limusina y todos los asistentes que hemos visto iban como disfrazados de napolitanos como para participar de extras en una peli con transfondo mafioso. Merce y yo hemos tenido muchas ganas de colarnos disimuladamente y ver el ataud, como se suele ver en las peliculas, con esos muertos-vivos perfectamente maquillados con la cabeza apoyada en el cogín de raso, pero a tenor de nuestro atuendo hubieramos llamado pelín la atencion de los trajeados y conpungidos asistentes. El bosque por el que corremos esta habitado por un montón de esquiroles y pájaros que parecen mirlos pero con el pecho anaranjado. Los arboles son de especies distintas a las de allí, en general, aunque hay alguno reconocible como los ginkgos. Las rocas son como las de los parques temáticos españoles – yo que creia que esas rocas eran Disney stile y que no existian resulta que aqui las fabrica la naturaleza-. Ayer tuvimos nuestro momentazo de catarsis después de la típica discusión histérica del último día en la que nos echamos en cara todas las pequenas manías que cada uno exhibimos en los viajes y que vistas con la lupa de la convivencia excesiva se acaban convirtiendo en verdaderos monstruos… El meticuloso ritual de Ángeles para conseguir el tono exacto de café con leche que su metabolismo tolera, el exhibicionismo campechanista aflamencado de Oscar que se activa en los sitios mas insospechados, la tendencia de Merce de hablar de sus arrugas, michelines, granos y deformidades varias con la soterrada intención de conseguir un piropo extra o mi irritante soberbia que hace que no me comunique apenas con nadie por no hacer evidente lo mal que hablo inglés. Un clásico! Acabamos en la habitación haciéndonos reciprocas declaraciones de amor profundo e incondicional mientras que Ángeles remataba su estrategia de introducción en el mercado americano en una cena-reunión informal con la organización del Festival de la que obtuvo una información valiosísima, parece ser que algunos directores de otros festivales ya se habían interesado por nuestro trabajo y que existe un circuito de festivales bien estructurado y conectado al que se puede acceder asistiendo a un showcase que justo se celebra este año en Pittsburgh, a esta informacion profesional habría que anadirle la que recavaron Oscar y Merce de los distintos componentes de otras compañías, muy sugestiva y emocionante aunque no se hasta que punto útil en términos profesionales. Discutiendo precisamente esto creo que nos enzarzamos en la superdiscusión de despedida. Bueno, resumiendo, ha sido un bonito viaje en el que una vez más, hemos disfrutado de nuestro trabajo y de las extraordinarias experiencias que, muchas veces, nos brinda. Hoy estamos muy tranquilos y nos alegramos de que la vuelta a casa este cerca, hemos charlado mucho con una compañía italiana que llevaba dos meses de gira por estas tierras y nos hemos preguntado si seríamos capaces de estar por aquí trabajando con alegría y entusiasmo durante tanto tiempo. Tal vez se nos presente inesperadamente la ocasión de comprobarlo.
Els comentaris estan tancats.