Hay que ponerle nombre a la pieza. Habíamos pensado SCREEN HEAD (CABEZA DE PANTALLA) pero acabamos de caer en la cuenta de que tiene una fonética casi idéntica a skinhead. Ya os podéis imaginar que si existe una lista de palabras horribles esta debe estar entre las cinco primeras. Descartada. Este nombre había surgido al hilo de una de las ideas iniciales, alrededor de la cual imaginábamos que se iría articulando el montaje. No ha sido así, finalmente se ha ido imponiendo por si mismo otro de los conceptos que barajábamos, más conectado con el tema que el festival V.E.O. desarrollará en esta edición: EL OBJETO. La idea “cabeza de pantalla” y los artilugios que montamos -con la generosa ayuda de Raúl León- queda depositada en un rincón de nuestro taller en el que tenemos escrito con tiza azul: FUTURO.
Esa idea que ha acabado englobándolo todo es un mundo cuya partícula elemental es un pequeño e insignificante objeto. Una forma útil ideada para contener líquidos. Un objeto ínfimo, desechable y poco apreciado artísticamente: EL VASO. ¡Sorprendente!
Un universo, una dimensión en la que el vaso de plástico es la unidad elemental, la sustancia constitutiva, la célula primordial.
Creamos un mundo más allá de lo evidente y proponemos un medio para desvelarlo; ofrecemos un descubrimiento insólito para el que no harán falta sondas ni naves espaciales.
Un cosmos nuevo para cuya exploración vamos a tener que afilar nuestros sentidos.
Así se va a llamar: COSMOS. Palabra que, además de ser de las bonitas, existe en muchos idiomas.