Este es el título de la película que en 1918 le encargó Paco Sanz a Maximilià Thous con la intención de que quedara plasmado en el celuloide lo más sustancial de su espectáculo de autómatas. Espectáculo que por aquellos años causaba gran sensación en los principales teatros de toda Españacañaca. Ya decía yo algo en un post reciente referido este ilustre músico, ventrilocuo y titiritero: la familia del señor Sanz ha cedido cuatro piezas de las que aparecen en esta histórica película al Museu de Titelles d’Albaida. Los muñecos, aunque se encuentran en un estado sorprendentemente bueno -teniendo en cuenta que llevan casi cien años guardados en un baul- estan necesitando un importante trabajo de restauración que lidera nuestra compañera Inma Expósito. Esta mañana me he incorporado yo al proceso y no he podido resistirme a hacerles alguna foto. Las imágenes hablan por si solas… Yo sólo puedo decir que cuesta encontrar las palabras para describir la emoción que se siente escudriñando las entrañas de estos maravillosos personajes después de permanecer tantos años ocultos en un desván.
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