Ángeles se enfadó anoche con Gabilondo después de oírle decir, en una de sus crónicas diarias, que mientras la crisis se ceba en los distintos sectores productivos del país parece ser que el teatro (por su innata y pertinaz manía de hacer la contra) vivía su mejor momento… Flipante ¿Nooooo? La gracieta informativa le fastidió la cena por enervamiento sanguineo tópico y continuado y hasta que esta mañana no le ha enviado un escrito con su opinión no ha conseguido recuperar la paz espiritual. Aquí está lo que le ha dicho al magno comunicador. Espero que se lo haya leído porqué tiene más razón que una santa de las que se pasan el día hablando con programadores, actores, técnicos, funcionarios, etc.
Estimado Sr. Gabilondo.
Aunque generalmente no suelo expresar mi opinión en un ámbito más allá de mi entorno más próximo, durante el informativo de la noche de ayer una noticia en concreto consiguió irritarme hasta el punto de decidirme a escribirle. La noticia en cuestión es sobre la situación, teóricamente de bonanza, que vive el teatro de este país y que se comentó con motivo de la celebración de Mercartes en Sevilla.
Soy una persona optimista. El pesimismo y el todo va mal entretienen y dan para muchas conversaciones pero no genera soluciones. Me alegra que parte del sector teatral esté pasando por un buen momento. Pero no es la realidad teatral que yo vivo, conozco y padezco. El teatro de este país no es sólo el de los musicales, el que se exhibe en las grandes ciudades de Madrid y Barcelona o el que cuenta con actores mediáticos que arrastran el público a las salas. Todo eso está muy bien, pero créame cuando le digo, que el grueso de “teatreros” está formado por compañías pequeñas y medianas que tienen su circuito de exhibición en los centros culturales y teatros de los mil y un municipios de este país, desde Sueca, Gandia y Picassent a Bolaños, Santiago, Alicante, Gavà o Aranjuez. Somos compañías sin caras conocidas, sin espectáculos con 30 actores, bailarines o cantantes. Nuestras producciones suelen ser bastante más reducidas debido a las necesidades del mercado en el que nos movemos, tanto por razones económicas como de infraestructura. Es lo que hemos elegido y trabajamos día a día con grandes profesionales disfrutando y amando el sector al que nos dedicamos. Y por supuesto, vivimos de esto. Somos empresas, pequeñas, pero que generan trabajo y participan de la actividad económica de este país. Pues bien, nuestras pequeñas empresas están sufriendo la crisis como las demás de otros sectores. Incluso más, diría yo. Nuestros principales clientes son los ayuntamientos. Lo primero que se “recorta” en un ayuntamiento es el presupuesto para cultura. A muchas de las compañías que conozco les han caído contratos de actuaciones para los próximos meses ya firmados. Muchas estamos todavía sin cobrar funciones que realizamos a principios de año. Y para agravar la situación, las ayudas para el 2008 concedidas por las intituciones públicas tampoco se han recibido hasta el momento. Pueden preguntar, por ejemplo, al Sr. Ferran Benavent, representante de Teatres de la Generalitat Valenciana en Mercartes y que entrevistaron ayer, porque la subvención del 2008 a las compañías privadas de esta comunidad se empezará a pagar “con suerte” (palabras textuales) a partir de marzo del 2009. ¿De qué creen que podemos vivir? Aunque algunos tenemos la suerte de seguir teniendo funciones, no se sabe cuándo se van a cobrar, lo que no ha de impedir que actores, técnicos o personal de gestión y administración reciban a final de mes su nómina. Para eso están los créditos y pólizas que tan generosamente espero nos concedan las entidades bancarias ¿verdad? Y seguro que mi banco será igual de compresivo cuando el próximo mes tal vez no pueda hacer frente a mi hipoteca.
Así que lamentablemente Sr. Gabilondo, el mundo no está al revés para muchos. Está peor que nunca.
Gracias por su atención.
Un saludo.
Angeles González
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