El pasado sábado 1 de noviembre estuve en el Teatro de Madrid viendo este fascinante espectáculo en el que tiene un papel destacado nuestra colega de teatralidades valenciana Núria García. Ver a esta muchacha trabajando en una de las compañías de teatro más importantes del mundo produce un sentimiento especial al tiempo que hace que las cosas que más admiras resulten más próximas y alcanzables. También andaban por allí, entre el público, Joanmiquel Reig, Roberto García, Juli Disla y Jaume Pérez… Vamos, que éramos unos cuantos valencianos movidos por la curiosidad, y supongo que por la admiración, que despierta este director genial. Todas las emociones que me embargaron, todos los pensamientos que afloraron en mi cabeza, todos los resortes que se activaron en mi interior me tuvieron colapsado los dos días siguientes y aún creo que ando y andaré enredado entre aquellas prodigiosas imágenes durante mucho tiempo. Los fantasmas y las obsesiones que pueblan mi imaginario cobraron vida en el escenario, una vida extraña, preñada de enigmas y misterios pero absolutamente real. Volvió a mí la inexplicable sensación que sentí a los 18 años sentado en una butaca del Teatro Principal de Valencia mientras veía a la Lindsay Kemp Company representando Flowers.
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