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LA COJA

Publicado en: Ideas / Idees

Ayer estuve en la Carme viendo la nueva pieza de la CojaDansa. Esta sala me resulta la más acogedora de la ciudad; Ricardo me hizo un descuento de 50 céntimos en la cervecita, me encontré con Cristina Andreu al entrar que es como mi ángel de la danza, hablé con Idoia y Oscar de los inconvenientes del amor a distancia, David y Carol rememoraron el episodio de la grave lesión el L’Altre Espai las navidades pasadas en una representación de Pasionaria; el uno como lesionado en cuestión y la otra como espectadora… y todo ello antes de empezar el espectáculo. Era como haber quedado en el bar de la esquina a tomar algo con los amigos.

Ricardo en plena acción hostelera

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Respecto al montaje, es el primero que veo de esta compañía, me ocurrió lo que siempre me suele pasar cuando veo el resultado del esfuerzo común de un grupo de jóvenes que aman la danza y desean, a toda costa, hacerse un hueco para poder bailar en él: me tuve que contener las ganas de ir corriendo a preguntarles si les podía ayudar en algo, lo que fuera. La danza contemporánea en la ciudad de los veleros y las óperas pasa por ser algo residual que sólo les gusta a esos del pelo de oveja. Creo que esta danza y la estética que la suele acompañar puede acaparar mejor que cualquier otra propuesta escénica la sensibilidad de la gente más joven e inquieta. Pero aquí lo que mola es el pijerío y la ostentación que siempre va acompañado de un adocenamiento social y de una falta de sentido crítico que está en las antípodas de lo que significa la Carme y la Coja.

Me gustó mucho ver a Santi de la Fuente hecho un Jabato, bailando con la intensidad y el empecinamiento de un guerrero de la danza. Me acordé de cuando coincidíamos en las clases de Cristina Andreu y de la envidia que me daba su portentosa elasticidad. Me sorprendió la calidad del movimiento de Tatiana Clavel, la conocía como vecina de abajo pero no recuerdo haberla visto bailar, lo que hiciera resultaba siempre coherente y armónico y la envolvía todo el tiempo un aire de elegancia y naturalidad que transmitía equilibrio y belleza. ¡Como siempre que voy a ver danza me lo pasé en grande!

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