Esta mañana, ojeando el periódico, me he tropezado con una triste noticia: Olga Poliakoff había muerto. Hace un par de semanas que la había visto en la mesa de al lado, rodeada de amigos, en el Cafetín. Yo estaba con Juanfran tomando una cerveza después de ver Tres sombreros de copa. Qué extraña es la vida. Justo ese día creo recordar que comentamos que empezaba a perecérsele a Blanquita. Hay personas que son gente, son un poco todos, de todos, para todos… Como las aceras de la calle. Ella era el alma del barrio del Carmen, intrincado e irreal… De todos y de nadie. La recuerdo en Alice con la Lindsay Kemp Company, en el Carnaval de los animales con Vaganovos (aquí tambiés salía Josep Solbes), en el Hall del teatro Principal con sus incalificables atuendos; la más increíble, siempre la más libre. Rosángeles Valls hablaba un día, ya hace muchos años, del tiempo en el que ambas andaban por París buscando y viviendo danza, no hubo quien consiguiera aproximarse a su audacia en el vestir ni en todo lo demás. He leído por Internet que andaba preparando algo con Juli Disla, espero que el proyecto aún pueda cristalizar de alguna manera. ¿Dónde iremos ahora las noches de alegría y desesperación?
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