Bueno… y mira que voy de cabeza y no tengo tiempo ni para cortarme las uñas ni para depilarme el entrecejo y me veo en la obligación altamente forzosa de escribil algo en esta falsa pared intuyendo, como intuyo, que algunos, cuyo equilibrio del pehache vaginal, o en su defecto, del pehache cerebral, necesitan de esta guía espiritual y turística para no perder el norte ni el suroeste, ni la noción de realidad cotidiana, ni la de la extracotidiana o sease la extraordinaria, que es la única que conocemos los jodidos teatreros, que no tenemos manera de fijarnos ni a la microhistoria ni a la macroexistencia intergaláctica con agujeros negros que te chupan toda la masa y te dejan flotando en la nada más vacia de todas las nadas que es este todo que ni se para, ni escucha, ni obedece… igualito, igualito que los amores imposibles. Punto y seguido para luego decir que este amor al teatro que nos embarga es posible porque lo he experimentado esta mañana mismo y no os explico más porque he quedado a cenar con la Merce para que me cuente la experiencia Marroquí de Kraft y no me da tiempo de más. Juanfran, necesito tus perspectivas telescópicas y tus vomitonas por el ojo de buey. A mí también me marea a veces este dichoso viaje. Merce sigue fundiéndote con el espíritu Bruce Lee y be water my friend. Prometo colgar fotos o cosas o a mi mismo enseguida que pueda pararme un nanosegundo a pensar. Mientras podéis maldecirme de la manera que más placer os produzca camarrradas!!!! Qué estamos ensayando, Mierda! Y ya sabéis lo que es eso!
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