Lo prometido es deuda. Salimos de Windhoek rumbo a un lugar inespecifico, no tenia nombre, bueno lo tenía pero no lo recuerdo, en el que se suponía ibamos a ver animales salvajes (felinos para ser mas exactos) en libertad. La experiencia se acabó pareciendo mucho a la que vivimos dos días antes en la lancha bimotora que nos paseó por el océano Atlántico, fue, por decirlo asi, la versión terrestre. En vez de lancha íbamos montados en una especie de jeep con tracción en las cuatro ruedas totalmente descubierto conducido por un verdadero Indiana Jones. Y digo verdadero porque era mas real que el H. Ford, más rudo, más corpulento, mas salvajemente civilizado y, sobre todo, que al ver como se desenvolvía tenías clarísimo que los creadores del personaje de Indy se habian copiado de este hombretón seductor a tope porque a su lado no tenías miedo ni de la leona cuando te miraba ambiguamente ni del guepardo cuando imitaba a mi gata con un micro de solapa invisible que amplifica el rugido resonando por toda la sabana africana en la que nos caímos. El sitio estaba muy preparado para las visitas, con bar restaurante, bungalows y todo aquello que os podáis imaginar, pero eso si, como eramos nosotros tres: Angeles, Merce, yo mismo y un alemán, tuvimos la sensación de que todo aquello era de lo más particular, como si lo hubieramos descubierto nosotros. Parecia un verdadero parque jurásico, cuando vuelva y tenga ocasión de colgar las fotos veréis que los bichos en libertad son otra cosa. La sensación de aventura se vio reforzada a tope porque nos cayó un chaparrón que nos dejó empapada hasta la ropa interior, nuestro guía permaneció imperterrito e inmutable y el alemán, que no abrió la boca en todo el trayecto hizo lo mismo, pero los alemanes, lo digo por experiencia, no reaccionan ante la climatologia adversa, por genetica. Otro momento estelar fue cuando Indi se bajo de vehiculo para hacerle unas fotos a los guepardos con la camara del alemán, los bichos con la excitación devoratoria se habian puesto debajo de un matorral y desde el jeep se les veia parcialmente. Indy se acerco tanto que uno de los gatos dejo de comer y le lanzo un rugido amenazante. Nuestro héroe no movio ni un pelo y el gatazo acabo iéndose. Impactante de verdad. Luego vimos una pareja de leones y un leopardo, estos animales en su habitat son de una belleza inquietante. En esta reserva criaban a los guepardos para poderlos dejar luego en libertad en una reserva mayor en la que tenian que procurarse la comida por si mismos cazando. A la vuelta vimos mas bichos y una puesta de sol imposible en nuestra tierra. Al hacer calor no acabamos de ser conscientes de lo cerca que estamos del casquete polar, el cielo aqui es inmenso y cambiante y te puedes pasar horas mirando las nubes transformarse. Hoy me he levantado con la piel de la cara desprendiendose cual momia expuesta a la intemperie y por lo demás todo transcurre agradablemente. Hemos ido a montar esta manana al Teatro Nacional y todo ha sido muy rápido y sencillo. El escenario es enorme y el teatro es moderno y bien equipado. Silvia, de la agencia española de cooperacion, ya nos ha dicho que hay muchas entradas vendidas y que estará casi lleno. Genial! No se si os podre contar mucho mas desde aqui, ya a la vuelta nos espera el frenesí, caótico e impredecible propio de los días previos a un estreno. Uy, uy, uy…. me cago! Ala que no quiero pensar en eso. Me he leído el libro del Punset que me regaló mi hermano para reyes y aunque es superecléctico de contenidos creo que te conecta con las ideas nuevas que se estan desarrollando muchos ámbitos del conocimiento y esto creo que es muy importante para los que nos dedicamos al teatro. Digo yo esto tan insustancial y perogrullesco desde aqui abajo que es dónde apareceron los primeros hombres y lo primero de todo.
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