Ya que voy a Madrid podría aprovechar para ver alguna función de teatro. Puede que aún se esté representando el Tío Vania de Chéjov que ha dirigido Alfaro para el Centro Dramático Nacional. Miro en Internet y sí… pero están agotadas las localidades. Le envío un sms a Enric Benavent con la esperanza de que me pueda conseguir una entrada para dentro de unas horas. Al momento me llama emplazándome en la puerta del teatro media hora antes de la representación con la intención de aprovechar las ausencias de última hora que dejan butacas libres. Ya frente al teatro, mientras espero sale Rafa, el ayudante de dirección, con un pequeño sobre que guarda una entrada a mi nombre, un libro lleno de fotos del montaje que contiene la brillante versión de Rodolf Sirera y una amable sonrisa de parte de Salva Volta, que parece ser que ha sido finalmente el gestor de ambos presentes. ¡Qué buen rollo!