Una continua búsqueda de la identidad del títere
La historia de Bambalina comenzó con la curiosidad de explorar diferentes técnicas y materiales para la creación y manipulación de títeres, pero fue la técnica japonesa bunraku la que se ha convertido en uno de los rasgos más reconocible de su teatro.
En el escenario, la convivencia escénica del intérprete y la marioneta, complejiza sus identidades y provoca un conflicto esencialmente teatral. En todo ello, hay una intención de recuperar el potencial ceremonial e, incluso, sagrado, pero también de lograr una manipulación hiperrealista del títere, que consigue que sea tan expresivo como un actor real.
Otro signo de identidad de la compañía son las revisitas a las vanguardias artísticas del siglo XX, a Manuel de Falla, García Lorca, Alfred Jarry o a músicos como Strawinsky o Erik Satie. De esta tradición provienen las ideas de que cualquier objeto puede convertirse en un títere o que el mismo títere es un vehículo ideal para la abstracción. En esta exploración, Bambalina ha conectado con disciplinas como la música y la danza, transformando objetos cotidianos en universos vivos y sorprendentes, liberados de la mera representación.
Este incesante proceso de búsqueda ha trascendido también a los espectáculos infantiles, que ofrecen interpretaciones novedosas de referentes clásicos como Saint Exupéry, Michael Ende, Oscar Wilde o Lewis Carroll. Con su maestría, Bambalina no solo busca legitimar el títere en las artes escénicas, sino también desdibujar las convenciones que segregan al público según su edad, presentando obras que entrelazan magistralmente a todas las audiencias.
En su afán porregenerar y dignificar esta modalidad artística crean la Mostra de Titelles a la Vall d’Albaida (1985) y el Museo Internacional de Títeres de Albaida (1997), dos iniciativas que han significado un revulsivo cultural para la comarca y se han convertido en un punto de referencia internacional.
