La semana pasada nos enredamos en un curso con el que pretendía activar mi naturaleza de pedagogo. Naturaleza en la que no tenía ni la confianza ni la seguridad necesaria antes de empezar. Afortunadamente la experiencia me ha aportado tanto o más de lo que yo he sido capaz de poner en juego y recordaré durante mucho tiempo gran parte de los momentos vividos estos días. Lo cierto es que he redescubierto la importancia que tiene para mantenernos activos, curiosos y despiertos con respecto de nuestro oficio el trabajo de laboratorio. También me he dado cuenta de la notable diferencia de trabajar en función de un proyecto propio o hacerlo con el ánimo de contribuir a un posible proyecto de los demás. Asumir la responsabilidad de comunicar unos conocimientos surgidos del trabajo de muchos años me ha llevado a concretar ideas que andaban desdibujadas por mi cabeza y haciendo este ejercicio he comprendido aspectos escondidos de mis procesos de creación. La experiencia ha sido tan grata para ambas partes que seguramente habrá una segunda parte del curso el próximo septiembre. Ya le estoy dando vueltas, sin querer, a los posibles contenidos. Y todo gracias a Mariajosé, Paula, Patricia, Anaïs, Nacho, Jacobo, Jero,Pura, Carol, Vicent y Carlos. Un beso a todos desde aquí hasta allá.