Muchos amigos actores están ahora sin trabajo. En esta profesión no es raro pasar temporadas esperando que suene el teléfono pero lo que esta ocurriendo últimamente es distinto. Parece que el horizonte se haya borrado y una extraña sensación de parálisis se haya adueñado de todo. Es muy inquietante y descorazonador ver a tus compañeros, actores y actrices vocacionales que llevan años creciendo en el ejercicio de su profesión, angustiados ante la falta trabajo, intentando sobreponerse a una situación que les está llevando en muchos casos a replantearse la vida. Y lo que es peor, a poner en duda la decisión que tomaron en un momento dado de dedicarse a este oficio ingrato. No podemos resignarnos a que esto siga siendo así, es nuestra la capacidad para reactivar o renovar los distintos ámbitos que han quedados atascados y obsoletos. Está en juego nuestro futuro y nuestra manera de entender el teatro; un teatro para la gente, que fomente el espíritu crítico y promueva la reflexión. Unámonos para exigir que esto se mueva. Pensemos, movámonos ya, antes de que sea demasiado tarde.