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FRACASO / FRACÀS

Publicado en: Ideas / Idees|La compañía / La companyia

El tiempo que he estado sin escribir entradas para este blog no me he disuelto en el limbo de los mudos, en algún momento recurrí a Facebook para satisfacer mi incontinencia pensadora. Veo que alguno de los arrebatos escritos siguen por la red si muevo el ratón hacia atrás. Añado aquí uno reciente que me parece apropiado rescatar por diversas razones que comprendreréis con su lectura… Añado también una contestación de las muchas que recibió el escrito en su momento porque me parece un buen contrapunto a mis opiniones y también porque de algún modo hice una «alusión» que el aludido: Miquel Santamaría como director de la Mostra de Teatre d’Alcoi, sintió la la necesidad de responder.

La Mostra de Teatre d’Alcoi que motivó este escrito se celebró en mayo de 2016.

Fracaso.

En los últimos tiempos se ha instaurado un extraño procedimiento de evaluación artística de los espectáculos teatrales que se perpetra en las diversas Ferias de Teatro esparcidas por el Estado. Los que os dedicáis a esto, que sois la mayoría de mis amigos de por aquí ya sabéis de qué hablo. A este tipo de Festivales acudimos todos con una enorme tensión ya que de la impresión que se consolide en el magma humano receptor -formado por técnicos programadores y profesionales del teatro en general- después de tu función, depende la vida de tu montaje y, en consecuencia, de tu compañía. Todo el mundo opina y sentencia hasta llevar la crítica al paroxismo. Si a esto le sumas; la exaltación propia de los múltiples reencuentros personales, la competitividad natural que brota en cualquier concurso, las filias y las fobias, el cotilleo, las copas, la falta de sueño, la saturación sensorial a todos los niveles… el resultado es un ambiente enervado y turbio que distorsiona enormemente la realidad y, en particular, esa pequeña porción de realidad que se te ha asignado para exhibir tu creación. Ante este panorama pocas alternativas parecen posibles al margen del fracaso.
Hemos estado en la Mostra de Teatre de Alcoi y hemos vuelto a fracasar.
Fracasar mola y es guay pero también jode. Mi trabajo necesita de mucha convicción. Es imprescindible creer mucho en los tuyos y en ti mismo. El fracaso mina la confianza. Si no crees en ti, como artista, estás perdido. Necesito seguir creyendo en mi y por eso manifiesto lo siguiente.
Se ha consolidado un criterio muy conservador en los técnicos programadores encargados de DISCRIMINAR las obras que se van a exhibir en los Teatros que programan. Puede que tenga algo que ver el predominio de la ideología de derechas en los políticos de los que han dependido los últimos tiempos. Los tiempos y los políticos -teóricamente- han cambiado y este gusto por lo amable y convencional parece ser que perdura.
Las compañías hemos llegado a un grado de precariedad tan insostenible que aceptamos con sumisión todas las condiciones que los Festivales nos proponen. Lo importante es estar porque si no estás no existes. Nosotros hubiéramos necesitado un espacio más recogido en el que no hicieran falta micros; porque los micros inalámbricos siempre fallan. Hubiéramos hecho mejor función con 150 niños que con 300 que nos pusieron. También hubiera ido todo mejor si los niños hubieran tenido más de 8 años.
Pero la función no fue mal y el espacio no fue tan inapropiado. Amamos Alcoi y respetamos mucho la Mostra y precisamente por eso digo lo que digo.
Los niños nos siguieron con atención y los actores en ningún momento perdieron comba. Pero esto no parece ser lo más importante porque lo que cuenta es la opinión de unos pocos que nos miraban con gesto circunspecto desde la última fila.
Y claro, somos una compañía de títeres con una extensa trayectoria y se espera de nosotros otra cosa. Los opinadores se sientan en la butaca con un prejuicio bien gordo que condiciona desde el primer minuto la vivencia de la propuesta. Mal empezamos.
Y este es un espectáculo que pretende aportar nuevas formas de encarar la creación narrativa en escena. Juega con la improvisación, el azar, la representación y la diversión. Pienso que tiene una gran riqueza pedagógica.
El proceso de creación ha sido largo, complejo y muy enriquecedor y esto hace que el aparente fracaso resulte especialmente doloroso. La historia no es simple y gamberra porque no sepamos inventar historias mejores y más refinadas, es así porque así son las historias que se nos ocurren de repente. Los títeres nos son simplones porque no sepamos hacerlos más sofisticados, son simples porque se montan en el momento con objetos corrientes. La puesta en escena no es deslucida y roma, es conscientemente desapercibida porque queremos que los niños vean que se puede hacer teatro sin apenas nada y que la parafernalia es superflua. Y ese era nuestro maravilloso objetivo: transmitir los mecanismos básicos en la construcción teatral a los enanos.
Y ahora no sé si no lo hemos conseguido y hemos fracasado de verdad (lo cual, ya digo, sería genial) o que los primeros que debieran haberlo entendido están ofuscados y no saben ver y por lo tanto son ellos los que nos arrastran a un falso fracaso. Y como comprenderéis ésta última posibilidad me pone muy nervioso y me llena de frustración.
Deseo, por lo tanto, que nuestro FRACASO sea real y absoluto porque así lo podremos asumir de verdad para seguir trabajando con convicción y entusiasmo. Al fin y al cabo casi todos los que hemos actuado en la Mostra habremos fallado como ocurre en todas las Ferias del mundo.

 

 

 

Miquel Santamaria Cuello Hola Jaume, com diuen als debats: «per al·lusions» vull només puntualitzar-te dos detallets de la vostra actuació a Mostra de Teatre Alcoi: si heu estat al Teatre Salesians i no al Centre Cultural, és per petició expressa vostra, perquè l’escenografia no us cabia a l’escenari petit de la Casa de Cultura on també caben molts menys espectadors. Quant al nombre i edats dels xiquets assistents al Salesians, he comprovat les reserves i vist que dels, 288 convocats (el teatre té un aforament de 600, però nosaltres no passem de 250-300 en funcions escolars), i sempre hi ha minves, 172 eren de 10-11 anys, és a dir, bastant més grans del que comentes. Els altres 100 eren de 1r de primària, sí, i normalment se’ls posa davant perquè ho puguen seguir millor. La indicació que ens havieu donat quant a l’edat era «de 6 a 10 anys». Exactament el que vàrem transmetre a les escoles. Pel que fa a les valoracions dels programadors només poden evitar-se si no se’ls convida. Dissortadament hi ha qui contracta espectacles per referències i, pense, cal agrair l’esforç dels professionals que van a les fires i es passen la setmana fora del seu lloc de treball i de sa casa, precisament perquè volen conèixer les coses de primera mà . Estem d’acord amb això, ja ho sé, però em sembla just remarcar-ho per a la gent que llig els comentaris. Una abraçada i espere que seguiu fent espectacles tan acurats i interessants com heu fet tota la vida.

Jaume Policarpo Hola Miquel, gràcies per la teua resposta. Tot el que dius jo ja ho sabia i és ben cert, tot i això fas molt bé en explicar-ho perquè el meu escrit, en eixe sentit es presta a confusió. Potser semble que estava criticant la Mostra i els programadors però la qüestió és més de fons i jo no ho he expressat bé. El nombre de xiquets i l’espai, efectivament, estaven consensuats amb nosaltres però la bona qüestió es que eren massa i les dimensions del teatre van exigir una sonorització que va anar en la nostra contra. Que és culpa nostra i no de l’organització de la fira… Pot ser. Eixa no és la qüestió que més em preocupa. El cas és que si en una funció et jugues la vida (i tots en som conscients que és així i actuem en conseqüència) ens ho hauríem de plantejar tot d’una manera molt més estricta. El nombre d’espectadors hauria de ser l’òptim, l’espai el més propici, l’horari ideal, el temps de muntatge necessari, els actors i els tècnics haurien de deixar-se la pell, els programadors haurien d’acudir descansats i amb l’esperit entusiasta i obert del bon públic que tots desitgem, els representant també haurien de fer un esforç per lliurar-se d’interessos particulars i estratègies de venda. I el més important, tots ens hauríem de lliurar d’este estrany sentit de competició selectiva. Si als que estan dalt l’escenari se’ls planteja una exigència màxima tots haurien d’estar a l’altura de poder demanar-la legítimament. Esta legitimació també ve donada per una sensibilitat i una formació que, de vegades, no sustenta la suficiència de certs discursos crítics. El que he escrit no és contra la Mostra, Miquel. La Mostra sempre ha tractat la meua companyia amb una deferència que no ens mereixem. I ,personalment, sempre he sentit cap a mi, per la teua part, un respecte i una consideració també immerescuda… Però el dijous -no el dijous, el divendres- vaig sentir que alguna cosa era injusta i em vaig enrabinar i quan estàs dolgut i escrius no ets capaç de contemporitzar. I està bé que així siga.

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